Canta cigarra canta
que cantando tu mal espantas,
y el corazón alegras.
Canta cigarra bella,
que el otoño, y el invierno,
te espera,
y te pondrás a recordar,
de aquellos tiempos pasados,
cuando el sol,
calentaba y te hacia chirriar.
Cuando, aquellas orgias,
que te montabas,
y no querías trabajar,
y te reías de las humildes hormigas,
que iban y venían sin cesar,
trasportando para su despensa,
sus ricos manjares.
Cigarra bella,
tu que tanto cantas y te ríes,
A la sombra de aquellos muros
yo, sola mis penas lloraba,
por la madre que yo quería
y la que yo conocía.
Me dabas querer de madre
cuando teniéndola no la tenia,
¿Ay? Madre mía,
la que yo conocía.
Me dabas sustento,
me dabas,cariño
calor me dabas,
cuando tenia frío,
¿Ay Madre mía
quien hoy te pudiera ver,
te contaría las penas,
que yo por ti pasé.
Las añoranzas,
de tu cariño, y de tu querer,
¿Ay? Madre mía,
aquella que sin ser la,
me dio todo su ...
Soy de Mercado,
y no me avergüenzo,
no he vendido,
ni verdura ni pescado.
Pero si he vendido,
blusas y faldas,
con mi desparpajo.
por la mañana,
me iba a mi trabajo,
en mi tienda,
que está en el Mercado.
Sonriente y contenta,
atendía, a mis clientas,
que quieren ustedes,
yo les preguntaba.
Tengo blusas, y faldas
chaquetas, y pantalones,
y de todo, esto a chorreones,
y si no les vienen,
les corto unos calzones.
Blanco para las morenas,
negro para las rubias,
y...
Eres mi rosa, mas preciada,
aunque, aveces me digas,
que no me quieres,
Yo sólo se una cosa,
que para mi serás,
siempre,la mas hermosa.
Te miro
te veo,
con cuatro añitos,
ya una mujercita.
Aunque a veces me dé rabia,
porque me dices que no quieres,
para mi seguirás,
siendo mi rosa mas preciadas.
tu yaya.
Mucha. P.
Chupo, chupo
de mi porro,
chupo, chupo,
por que me da la gana,
Por que lo crío
yo, yo, yo,
en el huerto de mi casa,
casa, casa,
Tomo una calada,
cala, cala,
por que me da la gana,
lo mismo me da.
Que se llame Maria,
o se llame Juana,
yo, me chupo, chupo
de mi porro, una calada.
Que no voy al curro,
que voy adormir la nana,
y no me importa nada,
por eso, chupo, chupo.
de mi porro una calada.
Una, dos, y tres,
todas que me de la gana,
de mi porro, porro,
que no me...
Como revolotean las mariposas,
entre mis rosas,
con su perfume,
embriagan hasta las diosas,
y el rocío de la aurora,
me las alborota.
Frescas y tiernas,
por las mañanas,
aun que sean viejas,
de lozanía gozan.
¡Ay! que ver mis rosas,
donde el amor se posa,
lo mismo dá,
amarillas, blancas, o rojas,
que maravilla de rosas,
como revolotean,
entre ellas las mariposas.
María el Carmen Pallas Seijo
De las seis alas siete,
de la tarde viene la Antonia,
y dice¡
Carmen, salimos a caminar,
y yo contesto,
si, Antonia, me voy a cambiar.
Y a la chicharra del Nicolás,
le digo,
con la Antonia me marcho ya.
Y cogiendo la gorra, y la garrota,
y ringo, rango,
la Carmen, y la Antonia,
por el bosque entre pinares,
paseando van,
en compañía del Chiqui,
y la chicharra de nicolito.
Aulaga, espliego, ratama, romero y tomillo,
encontramos,
y como buenas entendidas,
de sus...
Cinco de la mañana,
hora de la partida,
sin un adiós,
sin una despedida.
Atrás quedaron, mis recuerdos,
infantiles rotos,
y mis ilusiones perdidas,
pero sigo, buscando un te quiero,
una caricia.
Dicen que Madre no hay mas que una,
y yo, a veces sueño,
y en mis sueños busco la mía.
Recordando la hora de mi partida,
sin un adiós
sin una despedia,
sin un te quiero,
sin una caricia.
Era una mañana helada y fría,
y los pajaritos, anunciaban,
cantando, la lleg...
Después de seis meses,
caen las primeras gotas de agua,
el cielo está oscuro,
amenaza con truenos,
y los relámpagos me ciegan,
y de pronto un mar de granizada,
y yo dije, santo dios, mi cerezo.
Mi cerezo, que me saludaba,
por la ventana, todas las mañanas,
hace unos días,
estaba lleno de flores, blancas y perfumadas,
y ahora mustias y deshojadas,
duermen en la tierra,
sus glorias doradas.
Y ahora, mi cerezo ya no tiene cerezas,
ni me saluda por las mañanas...
En la piel de un Álamo,
donde tu nombre y el mio,
escribimos entre lazados.
Y los ruiseñores
besaban con su pico pardo
enamorados,
a la sombra de sus ramas,
de amor, nos llenábamos.
Álamo blanco
que testigo fuisteis,de nuestro amor,
y el verde de tu hojas,
de esperanza nos llenaba,
y el testimonio en tu piel,
gravado, de nuestro
amor, quedo.
Y con su pico pardo
los ruiseñores,
seguirán besando
enamorados
y de amor llenados.
Mucha. P.
