Erase un día de primavera,
cuando la naturaleza germina,
un día de luna llena,
cuando yo al mundo venía.
Era un treta y uno de marzo,
la luz por primera vez vi,
en la Rua de San pedro,
a las puertas del mes de abril.
El mirlo alegre cantaba,
dándome la bien llegada,
la luna celosa se puso,
al ver que su canto me brindaba,
y el astro sol con sus rayos,
en mi cuna me calentaba.
¡Ay! Santiago de Compostela,
tierra don de yo nací,
mis ilusiones ahí se quedaron,...