Con el paso del tiempo,
no he podido olvidar,
mi infancia en Basebe,
que no dejo de recordar,
es como un canto que mi ego,
se niega a olvidar.
Qué bonito es recordar,
aquellas verdes campiñas,
y sus praderas floridas,
aquel despertar del alba,
el olor perfumado,
de la retama y el eucalipto.
El dulce trinar de los pajaritos,
que anunciaban,
los primeros rayos del alba,
y yo, asumida en mi infantil,
ignorancia, me decía.
Aguas claras y cristalinas,
nueve fuentes...