Era un quince de Febrero,
cuando a Barcelona ,
yo llegué,
tal fue mi sorpresa,
que a Colon, esperándome encontré,
y con el dedo, me indicaba,
que en la fuente Canaletas,
agua tenía que beber.
Que hechizo, tiene ese agua,
que no puedo desacer,
desde ese momento,
de mi tierra me olvidé.
Ahora que raíces aquí,
he echado,
no me reclames Santiago,
que San Jorge, y Montserrar,
no me dejan ya volver.
María del Carmen Pallas Seijo.