Con el paso del tiempo,
no he podido olvidar,
mi infancia en Basebe,
que no dejo de recordar,
es como un canto que mi ego,
se niega a olvidar.
Qué bonito es recordar,
aquellas verdes campiñas,
y sus praderas floridas,
aquel despertar del alba,
el olor perfumado,
de la retama y el eucalipto.
El dulce trinar de los pajaritos,
que anunciaban,
los primeros rayos del alba,
y yo, asumida en mi infantil,
ignorancia, me decía.
Aguas claras y cristalinas,
nueve fuentes, agua finas,
trigales verdes,
llenos de margaritas, amarillas, y blancas,
bellas, y breves, como la vida misma.
Mis recuerdos para los que no están,
y los que están no me recuerdan,
de la niña de los ojos verdes, y las coletas.
Hoy camino de mi tercera edad,
me pongo a recordar,
mi infancia en basebe,,
que mi ego no puede olvidar,
que bonito es recordar.
Nemrac Pallas.
María del Carmen Pallas Seijo