Una enredadera, trepadora,
tengo en mi huerto, amarilla,
que es de mi casa mi alegría,
donde los jilgueros,
hacen sus orgías,
cantado-me están todo el día,
me cantan al Alba,
me cantan al mediodía,
y en el Letargo de la tarde,
se despiden de mi,
hasta el otro día.
Y mi enredadera, trepadora,
con su manto de flores, amarillas,
esta divina,
envidia le tiene la luna,
la luna, que sale de noche,
con su manto quisiera vestirse,
con su manto de flores, amarillas.
Y yo, le digo,
vete luna, vete,
mira que ya, viene el Alba,
que salen los ruiseñores, y jilguero,
a cantarme ha mi ventana,
des dela enredadera amarilla,
allí, donde tienen su estancia.
Maria del Carmen Pallas Seijo