Manitas de oro,
corazón de platino,
a veces pienso,
que un Ángel,se cruzo,
en mi destino.
Veintisiete años,
lleva nuestra relación,
de,
paciente y doctor,
y en mis momentos,
difíciles,
era un encanto de amor.
No me importaban las jeringas,
ni tampoco, el arpón,
con sus manitas de oro,
yo no sentía dolor.
Mucha. Pallas.
Este poema fue dedicado, a Don Luis Prieto,jefe de radio logia mamaria, de Oncología del Duran y Reinanls, Vellbiget