Sirveme vino tabernero,
que me quiero emborrachar,
haber si así ahogo mi pena,
que me quiere matar.
Sufriendo por un amor estoy,
que me acaba de abandonar,
y yo a dios, le pido que,
que me lo haga regresar.
¡Ay! pena, penita pena,
no me hagas sufrir más,
por Dios te lo juro,
que me las tiene que pagar.
¡Ay! pena, maldita pena,
mala puñalada le den,
el querer que a mi no me quiera,
no vale la pena sufrir por el.
María del Carmen Pallas Seijo.
