»Enjaulada»

Mi vida en una jaula pasé,
pero no era en una jaula de oro,
ni siquiera dorada, era de hierro
y estaba bien oxidada.

Cuando volar pude, lo hice
como la paloma
bien lejos del mi palomar
para que nadie
me pudiera encontrar.

En mi largo viaje
un palomo muy  presumido,
en mi camino se cruzó
y con su currucucú,
me enamoró.

Con sus promesas de amor
me ilusiono,
¡Ay de mí! qué ingenua
sin darme cuenta
dentro de su jaula me metió.

Y no era de oro
ni siquiera dorada
era de hierro y estaba
bien oxidada.

Mucha, P.

Reconocida como semifinalista, en el CENTRO DE ESTUDIOS POÉTICOS
de Madrid, y publicada en la antología, Amanecer solitario.

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