Era él día uno de Abril,
Bungalow 605,
entre laguna, y campiña,
y margaritas del prado,
y, él trinar de los pajaritos,
y él cantar del viento
al oído acarician-dome.
Mi, familia y amigos, me vinieron a felicitar,
unos, bailaban sevillanas,
otros medía granaina,
y, otros la sardanas,
fue, él mejor día de mi vida.
Y, yo, aprovechando la ocasión,
un baile de muñeira, me provoco,
y, mientras entre lirios y juncos,
una rana, con su crua, crua,
me cantaba felicidad.
Y, yo, al rio Murga un baño me fui a dar,
en sus espumas, llena de felicidad,
espumas viajeras, yo, les decía, no me lle-beis
mi felicidad,
porque él crua, crua de las ranas,
yo las hecho a faltar.
Bungalow 605,
él día uno de Abril,
María del Carmen Pallas Seijo