Un día por la mañana
a desayunar me disponía,
en un bar, yo entre,
que Anduriña se decía.
dos señoras encontré,
Teresa la cocinera,
y doña Maite la que servía.
¡Ay¡ que verla conque salero,
a todos los que llegaban serbia,
con cariño y alegría.
Y cuando irse se disponían,
amablemente les decía,
hasta mañana, o hasta otro día,
tengan vds, un buen día,
y les espero aquí cada día.
Esta humilde servidora,
a doña Maite le quiero decir,
que...