En el huerto Nicolás,
tiene una ermita,
que se dice santa, pequeñita,
como feligreses, unos pavos,
que glú glú hacen, al visitarlos.
Y en la puerta un olivo,
que sombra le dá en verano,
y si le rezas bien,
olivas en invierno,
comerán de el de él también.
Olivas de la olivera,
que Nicolás cuida con esmero,
para que oro liquido le dé en enero,
y así invitar a su confidente,
el vecinito de en frente
y así, los dos se ríen de la gente.
Así, hace la vida,...